S A B R I N A

Se fue como desaparece la arena entre los dedos de las manos, dormida plácidamente sobre una manta calentita, apurando cada burbuja de oxígeno. Mis últimas palabras fueron besos en su cabecita, mi último deseo poder hacerme pequeñita para estar con ella en aquella jaula de metal. Luego vino la llamada que desgarró mi corazón en miles de pedazos y que me hizo levitar hasta casa para hundir mi rostro en un tsunami de lágrimas. Me senté al lado de donde ella bebió y descansó antes de partir, no queria moverme de allí, todavia notaba su presencia, su mirada dulce aunque sabedora de su partida.
Se me paralizaron los huesos, no podia andar, solo lloraba desconsoladamente. Me dieron una pastilla para que durmiera y así me tranquilizara un poco. Dormí varias horas pero me despertó un sueño. Busqué a Sabrina pero no estaba en casa ni en la calle. J.L. me dijo que ya se habia ido, que era feliz y que estaba muy contenta por todo lo que habíamos hecho por ella, que el dia de antes él ya sabia que se marchaba cuando le dimos aquellos últimos besos en su cabecita. Recuerdo que J.L. tenia los ojos llorosos y yo le consolaba diciéndole que no se preocupara que la veríamos al dia siguiente.

Han pasado ya 2 meses pero sigo llorando por las esquinas, recordándola. El otro dia me sorprendí a mí misma mirando a través de la mirilla de la puerta para ver al perrito de nuestros vecinos, un simpático y vivaz cachorro de yorkshire nervioso como el solo que no paraba de correr y ladrar. Es adorable como todos los pequeños pero no es Sabrina. Quince años es mucha vida aunque fuera en un cuerpo tan pequeño.

Quince años de personalidad arrolladora, genio y figura hasta sus últimas horas. La echamos tanto de menos, cualquier cosa nos recuerda a ella, sus ojos chispeantes, inacabables, el alegre trote de las mañanas, el mal genio que gastaba cuando yo la abrazaba y la besaba... no le gustaba nada pero a mí me daba igual porque la queria tanto... y la quiero. Preferiria mil veces que me mordiera y me desgarrara la piel con tal de tenerla a mi lado.

Así es la vida, tan maravillosa como cruel y sórdida, sin manual de instrucciones que te diga como encararla. Yo ahí estoy llevándola a marchas forzadas como si caminara sobre arenas movedizas, agarrándome a todas las ramas que me encuentro para no hundirme.

Siempre en nuestros pensamientos y en nuestros corazones y añorándote cada dia más.

 Barcelona, 21 de Diciembre del 2002 - Fuentes Claras (Teruel), 20 de Agosto del 2017